German Antelo Vaca, neurocirujano y logiero cruceño, ex presidente del todopoderoso Comité Pro Santa Cruz y presidente de la no menos poderosa CRE, aceptó postular bajo la sigla del MNR para los comicios generales de diciembre pero dice buscar ser el candidato de la unidad y el consenso nacional.
Hay una contradicción entre esas dos premisas, que sin tardanza le hizo notar Sandra Yañez, la vocera del recién creado Frente Amplio Nacional: No se puede pretender liderar un frente único, ni ser “el candidato de la unidad”, cuando se es postulado por el partido que defeccionó de la conformación del frente amplio nacional, para apostar a lograr unos cuantos curules con sigla propia.
German Antelo, el médico, es un respetable profesional y un mesurado cruceño; es ese rostro de Santa Cruz que todavía el occidente del país puede ver sin destilar prejuicios regionales. Germán Antelo, el candidato, da señales inequívocas de una ingenuidad política tan precoz como letal.
Ahora, si bien es absurda la pretensión de que sobre las espaldas de un partido como el MNR aun se puede lograr la unidad nacional, al menos es una pretensión legítima. Lo importante es establecer si la postulación de Antelo es realmente un factor de consenso.
De entradita nomás el candidato a la presidencia del MNR en 2005 Michiaki Nagatani denunció que la candidatura de Antelo es una propuesta de la “vieja guardia” de su partido – alusión inequívoca a Guillermo Bedregal –, que no tiene apoyo de sus bases y “al dedazo, a punta de abusos, violentando los estatutos y la ley” (Cf. La Razón 21/VII/2009).
Primera conclusión: la candidatura de Antelo puede ser muchas cosas, pero no es resultado de un consenso interno del MNR, si no la decisión de un sector histórico de ese partido, proclive a manejar esa institución partidaria con una discrecionalidad que ha provocado más de un alejamiento de ese partido.
Al día siguiente, el presidente del senado y también prominente líder cruceño Oscar Ortiz dijo que la postulación de Antelo fue “al viejo estilo político”, surgió de un pacto entre Guillermo Fortún (ADN) y Guillermo Bedregal (MNR) dirigentes de los partidos que se alternaron el poder en Bolivia desde la vuelta a la democracia (Cf. http://boliviadecide.blogspot.com/2009/07/antelo-busca-consolidar-frente-y-recibe.html).
Segunda conclusión: Si Antelo no garantiza la cohesión y la unidad al interior del MNR, mucho menos garantiza consenso regional (para qué hablar de consenso nacional). La salida de Ortiz a descalificar la postulación de su coterráneo presidente de la CRE, ha inducido a algunos medios de prensa como la radio Erbol a plantear que existe una “guerra de logias” en Santa Cruz.
Para Antelo esta debería ser una señal clara de que su postulación por el MNR es un viaje sin retorno al olvido, con más costo que réditos políticos – de ahí nuestra tesis sobre la “ingenuidad terminal” del neurocirujano logiero.
Porque si Antelo no ha percibido hasta ahora que el viejo MNR lo está usando como carne de cañón en el afán de lograr el mínimo necesario para salvar su personería, entonces su ingenuidad raya en la torpeza. Si Antelo no ha entendido que su candidatura es apenas una bolsa inflada con aire caliente, un globo de ensayo del MNR, lanzado para negociar mejores condiciones de incorporación en una fórmula opositora, entonces es un verdadero tonto útil.
Hasta antes de su postulación por el MNR, Antelo encarnaba una clara posibilidad de reestructurar el liderazgo cruceño detrás de una figura de pleno consenso para sustituir al prefecto Rubén Costas. Hoy es un factor de disociación que ha profundizado la brecha de la división entre sectores de poder de Santa Cruz y aun entre sectores del partido que lo promueve.
Ya es algo tarde, pero todavía no demasiado tarde, para que Antelo entienda que con su postulación gana todos menos él: Gana el MNR que lo usará de piedra de cambio para negociar su ingreso al bloque opositor; gana Rubén Costas que se libró de una amenaza nítida para su postulación a la reelección prefectural; ganan todos, excepto Antelo (que de factor de unidad se ha convertido en factor de disociación) y Santa Cruz (que ha perdido una figura que pudo haber sacado a la región de su crisis de liderazgo).
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