sábado, 14 de febrero de 2009

¿A quién protege Santos?



El silencio de Santos Ramírez es claro. Ha pactado con alguien más arriba de él sufrir en silencio la condena que liberará de toda culpa y sospecha al "hermano" presidente.

Su crucifixión garantiza que la sangre no llegue al río. Las pesquisas se agotarán en las decisiones de Santos y no llegarán hasta los dos decretos que dictó el Presidente Evo autorizando los negociados en YPFB.

Pero hay más beneficiarios. El resto de los corruptos de este gobierno, aportarán la caída de Santos como prueba de una transparencia a la que le temen. El MAS usará el linchamiento caníbal de Santos para encubrir peores y más viles hechos de corrupción. Pienso que al día de hoy ya nadie duda que la piedra que inició la lapidación civil de Ramírez salió de la misma Presidencia de la República.

Una mano manchada por el contrabando, la misma que le hace el trabajo sucio al "proceso de cambio", removió el avispero antes de arrojárselo a Santos Ramírez. Qué cómodo para los jerarcas de la demagogia sindical; que conveniente para un autócrata al que se le cae en pedazos el disfraz de honesto.

Pero Santos sabe que él ha sido elegido para ser el chivo expiatorio y que pagará la factura por todos, esté de acuerdo o no. Por eso, decide callar. Callará como calló Landivar, como calló Eid y como callan siempre quienes purgan condenas reducidas y sin costo político para que los caudillos no purguen el juicio público ni paguen por sus delitos con su imagen sobrevaluada del indígena pobre pero honrado.

Qué tan difícil puede ser. Después de todo, una cosa es la prisión en la miseria y otra la reclusión de quienes tienen millones de dólares para consolarse en el claustro del sacrifico partidario.