sábado, 20 de junio de 2009

Ama sua, ama llulla, ama k'ella???



La impostura de Evo Morales va más allá de la contradicción entre su estética originaria y los trajes Elizabeth Canedo Patiño de 1500 dólares que ostenta el "presidente de los pobres".

Va incluso más allá del absurdo de que el "primer presidente indígena" - como se solaza de llamarlo alguna agencia de prensa francesa - no hable ni jota de quechua ni de aymara, ni de ninguna otra lengua nativa de América.

La impostura de Evo es más que estética y lingüística. Su impostura es moral e ideológica y corrompe los principios éticos del kollasuyu, esa trilogía moral que el farsante se jacta de representar, como demostraremos a continuación:

Hace exactamente dos años, en junio de 2007, el servilismo de la Central Obrera Departamental de Cochabamba, que se prestó a darle disfraz sindical a la asonada golpista del 8, 9, 10 y 11 de enero en Cochabamba, recibía de mano del mismísimo Evo Morales los 30 denarios de Judas por la muerte y el terror sembrados a nombre del "movimiento obrero": una sede sindical nueva, un edificio de cuatro pisos, estratégicamente ubicado a cuadras de la plaza principal.

Ese entonces, el inmueble fue declarado como un "regalo" a la COD, con cargo a fondos de "donación de la República Bolivariana de Venezuela" y se declaró que su valor era de $200 mil.

Ni lo uno ni lo otro. No hubo donación, sino préstamo; el inmueble no le pertenece a la COD, si no a la Alcaldía de Cochabamba; y no costó lo que dijo el presidente Morales a los sindicalistas, sino tres veces más.

Según se publicó una denuncia de un diario local, un carteo entre un subalterno del Ministerio de la Presidencia y el viceministro de Inversión Pública y Financiamiento Externo revela que por la sede de la COD (uno de tres inmuebles "donados" por el programa "Bolivia cambia Evo cumple" a sindicatos afines al gobierno) se pagó la suma de $ 750 mil (Los Tiempos 19/06/09). Mentira número uno: el "regalito" costó más de lo que se le dijo a la opinión pública.

La misma publicación incide en el desconcierto del sindicalista Víctor Mitma y del sindicatero fabril Oscar Olivera, peleles que se prestaron a matizar el intento de derrocamiento de Manfred en 2007, cuando algún funcionario del gobierno de marras les informó que ese edificio estaba inscrito como "equipamiento comunal" y que pertenecía a la alcaldía de Cercado. Mentira número dos: No hubo donación sino préstamo de un bien inmueble municipal a la COD.

Finalmente la publicación de prensa hace énfasis en la naturaleza de los $1,4 millones empleados en las sedes sindicales, recursos que forman parte de los $130 millones prestados por Venezuela en el marco del oscuro "Acuerdo para la Alternativa Bolivariana TCP-ALBA", suscrito por Chávez y Morales en La Habana, el 29 de abril de 2006. Tercera mentira: Los famosos fondos de "donación", de los que Evo hace alarde desde hacen tres años son parte de una deuda que él contrajo con su socio político Hugo Chávez al 4% de interés anual, y que el país seguirá pagando aun después de que el amargo recuerdo de su paso por el poder se haya extinguido.

Resta hacer un par de preguntas: ¿Cómo explicará el ladino y resabido alcalde Terceros que los papeles de propiedad de un bien inmueble declarado como "equipamiento comunal" de Cercado estén inscritos en Derechos Reales a nombre de la COD, según asegura el sindicalista Mitma? ¿Por qué el presidente Morales mintió sobre el costo, la tenencia y la naturaleza de los recursos empleados en proveer de estos y otros inmuebles a sindicatos de su línea? ¿Cómo va a explicar la COD haber sacrificado su "independencia sindical" a cambio de una sede que ni siquiera es suya?

El contubernio entre el alcalde de Cercado, el sindicalismo obrero de Cochabamba y el gobierno de Evo Morales es una pestilente alianza entre k'ellas, suas y llullas, que terminó de destaparse.

Es hora que el sindicalismo cochabambino se plantee recuperar su independencia y que la ciudadanía se proponga recuperar la autonomía municipal. Ambas han sido entregadas al gobierno a cambio del respaldo para sostener en el cargo al alcalde inútil de una ciudad ocupada y a un ejecutivo prebendal a la cabeza del sindicalismo cochabambino.