viernes, 1 de mayo de 2009

La hipocresía y el doble discurso del MAS


García Linera es un oportunista, un terrorista mediático y un intelectual de alquiler. Fue un mal revolucionario, uso la guerrilla como método de márketin personal, sus ataques fueron para proyectar, no para reivindicar. En suma, se hizo guerrillero para llamar la atención y se hizo encarcelar para vender libros.
Fraguó su encierro para beneficiarse de la vieja mística intelectual del encierro (Gramsci, Foucault, Etc.)
Fue un mal intelectual, un pregonero de la autonomía que medró de los suculentos dividendos de una media luna ávida de dar sustento ideológico a su proyecto de autonomización política regional, pero que después desertó de su propia causa a cambio de una silla al lado del poder. Lo vimos en alguna película yanquí de ciencia ficción: el iluminado, el elegido de una antigua religión, que se vende al lado oscuro, que persigue y asesina a quienes ayudó a convertirse a su fe de apóstata.
Esta es una joya, una de esas evidencias que García Linera no podrá ocultar bajo tierra, ni proscribir como hizo con el Facebook.
Mientras García Linera sea el N°2 del gobierno, es también la evidencia de que el MAS no es sino otra juntucha de pseudo-guerrilleros e inteletuales vendidos al poder.